Vivimos para...
Cada Agustina Descalza debe:
Buscar en su corazón el canto del Amado
que la atrae y la enamora.
Para eso se va al Monasterio.
Para ser sola de Él y de nadie más.
Su ofrenda hecha desde el desprendimiento
Su ofrenda hecha desde el desprendimiento
de su alma en plena libertad,
ha de renovar su amor al Amado
un número ilimitado de veces
a cada instante de su vida.
No vive sino para amar a Jesús.
La oración es diálogo con el Señor,
La oración es diálogo con el Señor,
es intimidad y amistad...
por eso la Monja Agustina Descalza
dedica dos horas especiales
cada día para hablar con él.
Pero toda la vida del Monasterio
es vida de oración...
se le piensa, se le respira a cada paso.
Su presencia lo llena todo.
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