El adviento es un tiempo de preparación para la Navidad. Las cuatro semanas anteriores a la gran solemnidad de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, vivimos más en el silencio y soledad, sin visitas de familiares ni amigos, procuramos menos hablar por teléfono, para estar más centradas en el Señor y en la escucha de su Palabra.
Las celebraciones litúrgicas siempre nos ayudan a profundizar en el mensaje espiritual que tiene la Palabra, y en estos días aún más, procurando preparar el camino al Señor que ya llega.
Tiempo éste, interrumpido un poco por la solemnidad de la Inmaculada y el domingo 3º de adviento, que son más alegres, con una nota de fiesta. Mientras tanto, aguardando la llegada del Esposo que ha de venir a salvar nuestras almas, intensificando nuestra oración y nuestras plegarias por las necesidades de toda la Iglesia y de la Humanidad entera.
En la adoración diaria del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, expuesto solemnemente todos los días en nuestra iglesia conventual.
VEN SEÑOR JESÚS.
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